viernes, 21 de octubre de 2011

Hades.


El hermano de Zeus tiene tanta pasta que se compraria el Olimpo si no le diera asco toda ese onanismo celestial.

Él se sienta y despega de las almas las monedas que el jamas pidió, pero que tanto le regalan. Se postra en su trono de piedra en su salón principal, calentándose la cabeza con whisky y almas traviesas. Crepita la madera, las cejas y las ideas si le dá por acomodarse. Menea la copa y espera ardiente en deseos de consumir otra ánima más. Resopla de aburrimiento, pues es rico, lleva el negocio más perfecto y pasivo desde que la vida es vida.
Vende un producto que tarde o temprano todos necesitamos.








Segundo retrato divino a Photoshop con el boceto rápido de media horita o así, en total me ha llevado bastante tiempo de luces y exploración. Y también de cagarla, no contaba con la antorcha mental proveniente de Disney y el cambio de iluminación fué mortal para una novata de las tecnologías! Unas tres horas. Un placer.

5 comentarios:

  1. Que forma mas extraña de representar a Hades....
    Pero me gusta!

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  2. Mmmmm interesante :)
    Lo representas mejor que disney por lo menos ;)
    Gran blog!!

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  3. Ains, pues mira que la representación de Hades que tiene Disney me parece la más acertada de todo Hinternetz... casi es un halago. =) Un placer.

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  4. Con permiso...

    " Desde su sala del trono, Hades podía contemplar todos los territorios de Érebo. Los Campos Asfódelos, la llanura infinita en la que aquellos humanos que y supusieron poco o nada para la inteligencia colectiva, vagaban eternamente en un viaje frío y sin objetivo. Desde los últimos siglos el concepto de infinita se tuvo que remodelar, ya que la cantidad de vidas insípidas había llegado a unas cantidades nunca antes imaginables, miles de millones de almas sin nombre. En ocasiones Hades sentía lástima por tantas y tantas vidas sin norte, pero siempre se obligaba a recordar que eran ellos los que habían elegido vivir en la mediocridad.

    Los Elíseos, hogar del los grandes: pensadores, guerreros, exploradores, filósofos, vividores. La gente que, por una razón u otra fue capaz de romper barreras y labrarse un nombre, aunque este no perdurase en el supramundo, sí se recordaría en el reino de Hades.

    Pero, ah, ahí estaba el Tártaro. Hogar de malvados, traidores, asesinos...
    Era impresionante como se había extendido el infierno con el paso del tiempo, y como algunos humanos se habían labrado castigos peores que los de los titanes. Muchos que pensaban, acabarían en el Elíseo fueron arrojados a sus fosas desde el mismo instante en el que los hilos de sus vidas se deshilachaban, ya que en muchos casos la línea que separa el héroe del villano depende mucho del prisma que utilizase cada cual. Esas discusiones eran un descojone para el señor del inframundo, ya que por mucho que se debatiese, él era el único poseedor de la verdad para distinguir.

    Terminó de dar la vuelta rutinaria y se dirigió a contar los nuevos reclutas y discriminar el hogar eterno de cada uno. Tenía un trabajo tranquilo, comparado con el de sus dos hermanos, siempre de comportamiento volátil y una impresionante necesidad de perseguir a todo que llevase faldas. Que Zeus y Poseidón se quedaran con sus amantes, Hades tenía todo el submundo para él solo, todos los metales que se extrajesen, toda la roca, la piedra que nacía de las entrañas de la Tierra, todo era suyo. No le importaba que los humanos extrajesen una pequeña fracción.

    Al fin y al cabo, rió para sus adentros, se lo acabarían devolviendo."

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