¿Quién iba a decir que un abuelo pescador y su tripulación encontrarían el primer mamífero que respira en el mar?
De hecho, la tripulación desapareció entre el agua oscura y su voracidad. Nadie pensaría que las guerras tribales se extenderían también a los fondos. Y todo el mundo sabe que la mejor manera de declararse superior es lucir las calaveras de su enemigo y devorar su corazón. En pocos segundos terminaron siendo herramientas, lanzas, adornos para el pelo, tatuajes con su sangre y su carne, y... sujetadores. Y no es de extrañar, porque estas brujas del mar hacen de todo para camelarse a sus víctimas: besan, atraen, se dejan tocar, susurran, bailan, ofrecen, e incluso, cantan.
Y son muchas lunas en el mar.
Ya saben el dicho de alta mar: tiran más ocho tetas... que ochenta velas.
4º Livestream. Dos horas largas. Trabajo improvisado y en directo, no he podido experimentar y del acojone que tenía por que había público me sigo ciñendo a una línea horrible de primeras. De todas maneras, espero que os haya gustado.